A través de la ventana, esos ojos que se reflejan me miran fijamente y me lanzan preguntas que me cuestionan cómo transitamos en este viaje sin retorno.
Nos resituamos y comenzamos a dar importancia a lo que realmente te devuelve el pulso y la esperanza.
Tendremos que construir otras narrativas ante estos acontecimientos porque ahora todo es impredecible y tendremos que cooperar incondicionalmente con lo inevitable.
Tal vez cuando volvamos a caminar, caminemos más despacio, más cercanos, más humildes, más humanos.
Tal vez y sólo tal vez, ese reflejo te devuelva tu pasado calmado, tus sombras ordenadas y tus rotos zurcidos.